Un tesoro artístico que revive la magnia del Museo Metropolitano
En la primavera de 1890, mientras preparaba su salida del asilo de Saint-Rémy, Vincent van Gogh dio vida a una serie cautivadora de naturalezas muertas. Entre ellas brillaba su obra Rosas, que hoy inspira el diseño de este bolígrafo de tinta fluida. Aunque los años han suavizado los tonos originales, aún pueden apreciarse en los pétalos y la mesa esas huellas delicadas de rosa que alguna vez vibraron sobre fondos verdes amarillentos, testimonio del genio cromático del maestro holandés.
Detalles que enamoran
- Cuerpo metálico elegante
- Punta rollerball para escritura suave
- Longitud ideal: 13 cm
- Tinta negra intensa